
Gestación, desarrollo y apoteosis final del '5 a las 5' | ideal
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Aquella media hora de libertad vigilada en la plaza de Fuente Vaqueros anunció en Granada el estertor del régimen franquista. El '5 a las 5' ... se ideó para festejar al mismo
tiempo el aniversario del nacimiento de García Lorca y el final de la dictadura. Y fue una fiesta a la que asistieron más de diez mil personas, ignorantes en su mayoría de las decenas de
policías y guardias civiles apostados tras las ventanas e incluso sobre los tejados vecinos, hasta el punto de que algún cronista escribió luego que «aquello no parecía un homenaje, sino una
guerra». La tensión de la espera daría paso, sin embargo, a un auténtico estallido de entusiasmo colectivo en el momento en que la voz de Ladrón de Guevara gritó ante el micrófono
«¡Federico está vivo! ¡Viva Federico!», provocando así la respuesta unánime de las diez mil gargantas allí presentes: «¡Está vivo!, ¡está vivo!, ¡está vivo!». Antes de su celebración, sin
embargo, aquella cita histórica del 5 de junio de 1976 para aunar el homenaje a Federico con la salida de la clandestinidad y la presentación pública a su rebufo de los partidos democráticos
agrupados en la popularmente llamada Plata-Junta (donde confluían los dos principales movimientos antifranquistas del momento, la Plataforma Democrática y la Junta Democrática), había
tenido una larga gestación, desde su 'invención' en la peña del Realejo a cargo del socio Antonio Rodelas y el inequívoco apoyo de su presidente Juan Antonio Rivas, hasta la
creación de la conocida como Comisión de los 33, encargada de organizar y promover el homenaje, cuya convocatoria se realizó mediante la firma y difusión del siguiente manifiesto público, de
cuya redacción me cupo el honor de encargarme por consenso de sus restantes miembros: «En los primeros días de la Guerra Civil, Federico García Lorca caía ejecutado en el Barranco de
Víznar. Se ha dicho que para dar muerte a un poeta, muerte verdadera, hay que matarle dos veces: una con la muerte, y otra con el olvido. Por ello, y porque creemos llegado el momento de
reivindicar su memoria y la de cuantos cayeron entonces en iguales circunstancias, os convocamos ahora, como amantes de la justicia y de la libertad, para rendirles público homenaje en el
mismo lugar e idéntica fecha en que Federico naciera hace 78 años: la plaza de Fuente Vaqueros, el próximo día 5 de junio, a las 5 en punto de la tarde. Es nuestra intención romper allí, y
para siempre, un silencio forzado hasta hoy. Y proclamar, con la fuerza de la solidaridad, el manifiesto de la reconciliación que nos permita construir la España de todos y para todos los
españoles. Para lo que os pedimos vuestra adhesión y vuestra presencia». Apenas hecho público el manifiesto, las adhesiones no tardaron en llegar desde todos los rincones imaginables, tanto
del Estado español como del resto del mundo: Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Luis Buñuel, Dámaso Alonso, Manuel Ángeles Ortiz, Antonio Gala, Gerald Brenan..., hasta seis
mil nombres eminentes de la literatura en particular, o la cultura en general, entre cuyas firmas no podían faltar las de granadinos como Martín Recuerda, Gallego Morell o Manuel Orozco. Con
tal cúmulo de adhesiones, al entonces ministro de la Gobernación, Fraga Iribarne, le habría sido muy difícil denegar el permiso para la celebración del homenaje, cuya entrada en el gobierno
civil de Granada había sido oficialmente registrada el 12 de mayo, lo que no fue óbice para que su concesión fuese acompañada de dos condiciones: la limitación del acto a tan solo media
hora y la exigencia de un guion previo de su desarrollo. Para el cumplimiento de ambos requisitos, un policía se encargaría de controlar, al pie del escenario y cronómetro en mano, cada uno
de «los 30 minutos concedidos por la autoridad competente». Su presencia no impidió, sin embargo, que Juan Antonio Rivas se saltara el guion previsto para leer un comunicado de la
Coordinadora Democrática y anunciar el mensaje enviado por Rafael Alberti desde Roma recitando su 'Balada del que nunca fue a Granada', momento en que las diez mil almas allí
presentes se pusieron al unísono a corear su nombre y a pedir «¡Amnistía, libertad!, ¡Amnistía, libertad!». A continuación, las actrices Aurora Bautista y Nuria Espert recitaron dos poemas
de García Lorca ('Arbolé, arbolé' y 'La cogida y la muerte' del 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías', respectivamente), antes de que Manuel Fernández-Montesinos
hablara en nombre de la familia del poeta homenajeado, extendiéndose tanto que el policía estuvo a punto de cortar el sonido para poner punto final al acto. Y cuando le tocaba ya el turno de
palabra al principal interviniente previsto en el guion, el poeta Blas de Otero, otro poeta allí presente, el catalán José Agustín Goytisolo, saltó como espontáneo al escenario y se plantó
delante del micrófono para recitar su poema 'La libertad es más que una palabra'. Por fortuna, Blas de Otero pudo poner finalmente el broche de oro al homenaje ante el
multitudinario y enfervorizado público que no dejaba de repetir «¿Dónde está Blas de Otero? ¡Con el estudiante y el obrero!», momento que el policía controlador aprovechó para detener y
guardar su cronómetro: «El ambiente de guerra se transformó entonces en un mensaje de paz, en una fiesta popular», comentaría más tarde Antonio Ramos en una de sus crónicas del acto. El
programa de aquel histórico homenaje se prolongó a lo largo de toda una semana con diferentes recitales poéticos, exposiciones artísticas y conciertos musicales para satisfacción de los
amantes de la democracia y disgusto de quienes preferían aferrarse al moribundo régimen franquista. Un régimen que, en su afán de morir matando, mientras el dictador sentenciaba con la
máxima pena a los cinco condenados del famoso proceso de Burgos, el gobernador civil de Granada vengaba el éxito del multitudinario y pacífico homenaje de Fuente Vaqueros imponiendo sendas
multas de 200.000 pesetas a José Agustín Goytisolo y Juan Antonio Rivas por su imprevista participación, y otra de 100.000 pesetas a Juan de Loxa por su conferencia titulada 'García
Lorca y viva España: poema de grana y oro: 1936-1976'.