'los hombres de rusia', de reinaldo laddaga, relato de una psicogeografía demente

'los hombres de rusia', de reinaldo laddaga, relato de una psicogeografía demente


Play all audios:

Loading...

ALICANTE. Cuando un autor se muestra celoso de su intimidad creadora y oculta bajo múltiples capas de estrategias retóricas el estallido primigenio de la historia, el texto a veces ofrece


pistas hermenéuticas que el lector interpreta a su antojo, convencido de haber encontrado la piedra filosofal sobre la que se sustenta el andamiaje narrativo: “La _estrella púrpura_ de la


que este hombre hablaba es una sustancia emparentada con esa _metilendioxipirovalerona _que llamamos MDPV y, en ciertos aspectos, con los productos del peyote que los mayas descubrieron.


Nuestras comunidades recibieron la primera noticia de la droga cuando un joven que estaba de visita en un balneario al norte de Miami, bajo el efecto de una dosis imprudente, salió del


_resort_ en el que se alojaba, fue al pueblo donde vivían los empleados del establecimiento, y detuvo en plena calle a un trabajador que estaba de regreso de su turno. Lo acusó de haberle


robado una Biblia que nunca había poseído, lo golpeó con una barra de metal que había encontrado en uno de los baldíos que eran tan comunes en el pueblo y, después de haberle quitado la


ropa, se desnudó él mismo y empezó a morderle el rostro. Casi había concluído con su devoración cuando un grupo de testigos, venciendo el temor, lo detuvo”. Casi estoy convencido de que la


lectura de esta noticia en la página de sucesos de un medio que podría ser USA Today, fue la chispa que llevó al rosarino instalado en Nueva York REINALDO LADDAGA a construir a su alrededor


el artefacto literario titulado _LOS HOMBRES DE RUSIA_, que el olfato VÍCTOR GOMOLLÓN ha llevado a publicar en su editorial JEKYLL & JILL. El texto citado aparece en la página 99. Hasta


llegar a él, encontraremos la genealogía literaria y política de GABRIELE D’ANNUNZIO, GIUSEPPE ANTONIO BORGESE y la familia MANN, la constante creación de territorios míticos en una América


en constante construcción histórica, que se incardina con los movimientos seminales de la política y el pensamiento como lugar de llegada y exilio de los más variopintos personajes de la


Historia. Refugio de los perseguidos por el nazismo en los años 40 del siglo XX, pero también de los propios fascistas que se _reconstruyen _en el Nuevo Mundo. Un flujo contínuo a lo largo


de todo el siglo, que no se interrumpe y llega hasta los años 90, en los que aparecen estos _hombres de Rusia_, descritos por el narrador, el hijo adolescente del director de un zoo inundado


en el estado de Florida, descendiente de THOMAS MANN, en el que se instala aquel “contingente [que] consistía en ocho o nueve hombres (además del Líder, que nunca salía, al parecer, de la


casa rodante que estacionaban en el valto galpón de las máquinas, entre nuestros inútiles tractores) y media docena de mujeres más o menos jóvenes (además de las cautivas, cuya cantidad


desconocíamos). Eran, en general, altos y delgados; caminaban muy erguidos, con la cabeza hacia atrás y la espalda levemente curvada. Siempre habían llevado pantalones de una azúl metálico y


camisetas con inscripciones que evocaban su peculiar sistema de creencias, pero, en los tiempos de calor, se las sacaban y dejaban ver los tatuajes que les cubrían todo el torso. Mi madre


me había hablado muy mal de ellos. Son, de todas las criaturas, me había dicho, las más sucias. Después de orinar o defecar nunca se lavan. No se lavan después de copular. Pero sobre la risa


que mi madre me provocaba al decirme estas cosas (ella misma, al hacerlo, se reía) prevalecía la fascinación engendrada por las historias de mi padre. Los hombre de Rusia -me decía- adoran


el peligro”. Adolescente narrador al que se arroga el título de autor principal, mientras que Laddaga guarda para sí únicamente la figura de CIDE HAMETE BENENGELI, de compilador y traductor


que encuentra navegando por la red el texto de _Los hombres de Rusia_ y encuentra necesario darlo a conocer, al notar las concomitancias entre lo narrado y las líneas de conexión tendidas


entre el nacimiento del fascismo y la cristalización de la nueva _Cultura de la derecha_ que lleva hasta DONALD TRUMP: “Muy pronto me di cuenta de que _Los hombre de Rusia_ estaba tramado a


partir de antiguallas textuales que enmascaraba de varias maneras. No me resultó difícil descubrir la identidad de algunas de ellas, su origen en los escritos de J.-H. ROSNY _AÎNÉ_ y PIERRE


LOTI, los de RAFAEL CANSINOS ASSENS, FRANZ KAFKA, THOMAS MANN, MICHAEL CRICHTON y, por encima de todos, GABRIELE D’ANNUNZIO”, dice Laddaga en el prefacio emparentado con el prólogo a la


edición de 1605 del Quijote. Un alucinada digresión político-literaria que acaba siendo una _road fiction_ por los lugares recónditos de la mitología oscura de la nueva (o no tan nueva)


derecha, una alegoría de ese nuevo totalitarismo bufonesco que recorre América y el mundo, que tiene el punto de partida en D’ANNUNZIO y el barón JULIUS EVOLA, y la arribada en ALEKSANDER


DUGIN, ideólogo de VLADIMIR PUTIN, que, pocos días después de la elección de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos, escribía lo siguiente: “Los Estados Unidos son el Lejano Oeste


del mundo. Es el espacio de la Medianoche. Allí se alcanza el punto final de la Caída. Este es el momento del cambio de polaridades. El Occidente se vuelve el Oriente. Putin y Trump están en


dos extremos opuestos del planeta. En el siglo veinte, estos dos extremos se materializaron en las formas más radicales de la Modernidad: el capitalismo y el comunismo. Dos monstruos


apocalípticos: Leviathan y Behemoth. Ahora se han vuelto dos promesas escatológicas: la Gran Rusia de Putin y la liberación de América bajo Trump. El siglo XXI finalmente ha comenzado”.