Veterinarios en pie de guerra en granada: la burocracia gana frente a la salud de tu perro | ideal

Veterinarios en pie de guerra en granada: la burocracia gana frente a la salud de tu perro | ideal


Play all audios:

Loading...

A veces para curar a un perro con cistitis hay que pelearse con un excel. Así, sin anestesia. Desde la entrada en vigor del Real ... Decreto 666/2023, los veterinarios de toda España, y de


Granada en particular, viven atrapados en una tragicomedia que nada tiene de divertida. Una ley pensada para armonizar el uso de medicamentos veterinarios en Europa ha terminado en España


convertida en un suplicio administrativo, en un experimento sin red donde los únicos que salen perdiendo son los animales. En un país donde se puede conseguir un antibiótico por una


videollamada con tu médico de cabecera, los veterinarios se ven obligados a esperar días para tratar a un perro con una infección grave. El sistema PRESVET es una plataforma digital para


registrar cada prescripción. Y como en toda plataforma digital del Estado, el trámite es más parecido a una yincana con obstáculos que a un servicio eficiente. Todo esto, bajo la amenaza de


sanciones millonarias. En Baleares ya se ha impuesto la primera: 90.000 euros a una clínica por dispensar un medicamento en su propio centro. ¿El crimen? Curar. La ley parte de una intención


legítima: evitar que el abuso de antibióticos en animales repercuta en la salud humana, algo que ha sido alertado por la Organización Mundial de la Salud. Pero los veterinarios aseguran


que, tal y como se ha redactado, el texto no es solo desproporcionado, sino que coloca a España como uno de los países más restrictivos de Europa en esta materia. «PARA NOSOTROS HA SUPUESTO


UN RETROCESO EN LA LUCHA CONTRA LAS ENFERMEDADES. SE PONE EN PELIGRO LA VIDA DE NUESTRAS MASCOTAS Y SE ATRASAN LOS TRATAMIENTOS» Jose Juan Sánchez Veterinario en la clínica Fauna Granada,


Alhendín Jose no exagera. La ley obliga a seguir una cascada de antibióticos. Traducido: aunque el veterinario sepa que fármaco necesita el animal, no puede recetarlo sin pasar antes por una


jerarquía de antibióticos menos eficaces y un cultivo con antibiograma que puede tardar hasta 10 días. En enfermedades graves, eso se traduce en dolor. En algunas, en riesgo vital. «NOS


TIENEN ATADOS DE PIES Y MANOS» Marian Díaz Veterinaria en la clínica La Hípica, Granada «Imagínate un gato con cistitis recurrente. Sabes que la amoxicilina no le va a hacer nada, pero no


puedes usar un antibiótico del grupo B sin cultivo. El animal sufre, el propietario se desespera, y nosotros no podemos hacer nada», denuncia Marian. PASTILLAS DE MÁS La cosa no acaba ahí.


La normativa también impide a las clínicas dispensar medicamentos. ¿Resultado? El cliente sale con receta en mano y empieza la peregrinación de farmacia en farmacia. Muchas veces no


encuentran el medicamento, otras sí, pero tienen que comprar un envase de 50 pastillas cuando su perro necesita solo siete. Luego, meses después, cuando el perro enferme de otra cosa, el


dueño reutilizará esas pastillas sin saber que puede estar agravando el problema. Así es como, de verdad, se crea la resistencia a los antibióticos. «Nosotros siempre hemos sido garantes del


buen uso de los medicamentos», insiste Jose. «Pero ahora, al no poder dispensarlos nosotros, se retrasa el tratamiento, se encarece y encima se fomenta el uso irresponsable. Y si no


cumplimos la ley, las multas van de 1.200 a un millón de euros». La normativa no distingue entre un veterinario que atiende a un caniche en el Zaidín y un ganadero que trata 200 vacas en


León. A todos se les exige registrar cada dosis en el sistema PRESVET, o RECEVET en el caso de Andalucía, seguir el mismo chorro de prescripción y evitar cualquier desviación del protocolo.


«Nuestro criterio clínico ha desaparecido», dice Marian. «Nos dicen paso a paso lo que tenemos que hacer, aunque nosotros sepamos perfectamente que hay tratamientos más eficaces, más


rápoidos y más seguros». CRITERIO CLÍNICO BAJO JUICIO La ley está dejando a miles de profesionales bajo sospecha y a miles de animales sin el tratamiento adecuado. «A mi hijo le recetaron


antibióticos de última generación sin pedir receta. Pero yo no puedo ponerle una inyección a un perro si el prospecto no lo autoriza, aunque sepa que funciona y que la dosis es segura»,


protesta Jose. LAS COLONIAS FELINAS Los animales de colonias felinas son otro callejón sin salida. Muchos están enfermos, no tienen seguimiento posible y necesitan medicación urgente. «Hay


un antibiótico que dura 15 días y va genial, pero está en el grupo B y nos piden cultivo y antibiograma. ¿A un gato salvaje? Es absurdo. Hay una pequeña excepción, aunque no está por


escrito, pero todo se mueve en la ambigüedad», comenta Marian. Y mientras, los ayuntamientos buscan convenios con clínicas para cumplir la Ley de Bienestar Animal. «Si pudiéramos dispensar


los medicamentos aquí, daríamos exactamente lo que necesita el animal. Ni más, ni menos». En Granada el colegio de veterinarios se está movilizando y ha empezado a organizar actos para


visibilizar una problemática que trasciende a la profesión. Hablamos de la salud de miles de animales. Y del derecho de quienes los cuidan a hacerlo sin sentirse criminales. Por ahora, el


gobierno se defiende hablando de «armonización europea» y «necesidad sanitaria», pero los profesionales no están dispuestos a callar. Dicen que seguirán protestando. Que no se rendirán. Y


que, pase lo que pase, seguirán intentando curar. Aunque para ello tengan que esquivar leyes pensadas sin escuchar a quienes están al pie del cañón, en bata, entre jeringas, ladridos y


maullidos.