Círculo completo: mi madre me cambió los pañales. Ahora le cambio los de ella

Círculo completo: mi madre me cambió los pañales. Ahora le cambio los de ella


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ROGER KISBY Facebook Twitter LinkedIn


"¡Ayuda. Ayuda!".


Son las 3 a.m. y mi madre de 99 años me está llamando. Físicamente, ella está bien. Mentalmente, es como si hubiera sido secuestrada por un extraterrestre. Reviso si su pañal está seco y me


acuesto a su lado. Le digo que está segura en su cama y que vuelva a dormir.


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A medida que su respiración cambia, mi mente recuerda a la madre que me crio hace tantas décadas. Junto con el cabello rizado, los dedos gruesos de los pies y el amor por los libros, ella me


dio mi visión positiva —a veces demasiado optimista— del mundo. Y eso es lo que me mantiene en marcha.


Reflexiono sobre los ciclos de su larga vida, las diferentes épocas que la han llevado de vuelta a algo muy parecido a mi comienzo:

Janie Emaus con su hermana Arlie y su madre en la


década de 1950. CORTESÍA: JANIE EMAÚS Década de los 50: Donna Reed, June Cleaver y mi mamá


Mamá se ocupaba de nuestra casa, al igual que las mamás en la televisión. Hacía las compras, limpiaba la casa, preparaba las comidas, todo con una sonrisa. La única diferencia era que ella


no usaba una falda y tacones durante el día. Todas las noches, cuando mi padre regresaba del trabajo, mi mamá le daba un martini, Los Angeles Times y un trozo de pan de centeno.


No sé el porqué el pan. Él era el sostén de la familia, pero creo que tenía más que ver con el amor que con el dinero. Fue un tiempo alegre con pocas preocupaciones. Crecí imaginando que


tendría la misma vida. Y que mi mamá siempre estaría allí para guiarnos a mí y a mi hermana a través de cualquier momento difícil. 

Década de los 60: Paz, amor y langosta


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No fui una adolescente fácil. No es que fuera demasiado rebelde, pero mi hermana me recuerda que a menudo iba a cenar con rulos en el pelo, una actitud inapropiada y la presunción de que mi


comportamiento debería ser recompensado con una cena de langosta.


Y, por supuesto, sabía más que mi mamá sobre todo, desde los Beatles hasta la Guerra de Vietnam. Durante esos años ella fue mi mamá, una figura constante en mi vida. Ella era la mecanógrafa,


mi roca y mi mayor admiradora. Por ese amor incondicional, descargué toda mi angustia de adolescente en ella.