Cuando llega el momento de recurrir a un centro geriátrico

Cuando llega el momento de recurrir a un centro geriátrico


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Las familias que prestan cuidados deben conversar sobre la posible necesidad de supervisión las 24 horas del día. Getty Images Facebook Twitter LinkedIn


Cuando la llamada llegó por fin, me dejó asombrado. Me llamó un trabajador social del hogar geriátrico donde mi madre había estado en la lista de espera para ingresar por un año y medio.


Dijo las palabras que yo había anhelado y temido: “Tenemos una cama para su madre. ¿Puede mudarse aquí mañana?”…


Sabía que había llegado el momento. En los nueve meses de espera, a mi madre la habían hospitalizado tres veces por confusión mental, así como por lesiones debidas a caídas. Me resultaba


claro que ella ya no estaba segura viviendo sola en su apartamento.


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Por motivos de privacidad e incompatibilidad, no habíamos querido vivir juntos (además, las escaleras en mi hogar hubieran hecho casi imposible su mudanza). En su lugar, juntamos el dinero


para contratar a auxiliares de cuidados en el hogar que estuvieran con ella por siete horas diarias. Pero todavía había 17 horas en las que las catástrofes podían suceder y sucedieron. Nunca


dejé de preocuparme, ya sea que estuviera a su lado, en el trabajo o en la cancha de básquetbol. ¿Aparecerían los auxiliares? (No siempre). ¿Mi madre se caería incluso cuando estaba


presente un auxiliar? (Sí). ¿Estaba siendo un buen hijo? (Cada caída posterior hizo que lo dudara más).


Una cama en un centro con supervisión las 24 horas del día brindaría mayor seguridad, pero también menos libertad para ella y más culpabilidad para mí. ¿Pensaría mi madre que me estaba


deshaciendo de ella al dejarla allí? Por suerte, ella no lo vio de esa manera. Esa noche, cuando le ofrecí escoger entre mudarse al centro geriátrico o quedarse en su apartamento,


rápidamente decidió mudarse.


A muchos cuidadores familiares les atormenta colocar a un ser querido en un hogar geriátrico. Algunos lo ven como una falta de voluntad o de esfuerzo para honrar los deseos de sus padres de


permanecer en su propio hogar hasta el final. Otros lo ven como el máximo acto cariñoso y responsable cuando la seguridad se vuelve primordial. Algunos están de acuerdo con ambos puntos de


vista y sienten un gran conflicto. A continuación encontrarás ideas para abordar las emociones que rodean esta difícil decisión familiar: